sábado, 20 de febrero de 2010

Historia del Futbol en Gto

INICIOS Y CONSOLIDACIÓN DEL FUTBOL EN GUANAJUATO.

No es muy claro cuándo inició la práctica sistemática del fútbol en territorio guanajuatense;sin embargo, es claro que al despuntar la segunda década del siglo XX ya se empezaron a formar varios clubes en las principales ciudades del estado.

Gonzalo Vargas recogió hace varios años algunos datos respecto a lo ocurrido en Irapuato y los testimonios de sus informantes son un tanto contradictorios, pero hablan de las primeras reuniones de un grupo de personas para jugar fútbol, tal grupo era encabezado por un emigrante español: Pedro Garnú. A él se le unieron otros españoles y algunos mexicanos: Oscar y Felipe Orué, Vidal y Miguel Irastroza, Nacho Porres, José Lavín, Mauro Esparza,José Betancour, Ramón González, Panchito López, Salvador Velasco, entre otros. (Vargas. 1997).

No terminaría esa década cuando ya había otro club y equipo en Irapuato: Mutualista. Este fue integrado fundamentalmente por mexicanos y Eduardo Macías, procedente de la ciudad de México, fue el encargado de darle impulso a este grupo en donde se entregraron “el chango” Ramírez, Gabino Hernández, Conrado Álvarez, José Castañeda, Francisco Solís, Severiano Quintero, Timoteo Chacón, Eduardo Macías, Leopoldo Alfaro, Francisco Enríquez y Evaristo Cortés. (Vargas. 1997)

RAZÓN Y PALABRA

En la ciudad de Guanajuato, capital del estado, al menos al finalizar la segunda década del siglo XX existía el Club Guanajuato, cuya mesa directiva era integrada por Jesús García L. (presidente), Adolfo Olavarrieta (secretario) y Manuel Boullosa (Tesorero). Este Club Guanajuato era integrado por el “Guanajuato B.[ase] B.[all] C.[lub]”, el “Guanajuato F.[oot] B.[all] C. [lub]” y el “Guanajuato Junior”. (AGEG. Gobierno, militarización: 207).

Lamentablemente, fuera del nombre de estos directivos, no tengo al momento información de quienes integraban el club y en concreto quienes formaban el grupo de futbolistas.

El Guanajuato FBC, de la ciudad de Guanajuato, debe ser el que refieren los informantes de Gonzalo Vargas al indicar que sostuvieron una serie de partidos con un equipo de Guanajuato: Les ganamos aquí, posteriormente pagamos la visita y por segunda ocasión salimos vencedores. Como se sabe, Guanajuato [ciudad] ha sido
cien por ciento beisbolero, ese día, sin embargo, hubo muy buena entrada
y como les ganamos, el premio consistió en apedrearnos, ellos nos decían
los ‘riquillos’. (Vargas. 1997)

También se tiene referencia de un equipo de Celaya: el España; con quienes también se
enfrentaron los jugadores del Club Deportivo Irapuato, pero al parecer los irapuatenses no encontraron en los de Celaya un rival de consideración y por ello juzgaron como “el primer adversario de categoría” al equipo de Guanajuato (Vargas. 1997).

Es posible que para esos años en León también existiera uno o más equipos de futbol, pero no cuento al momento con datos al respecto.

Sin embargo, ya se pueden ir haciendo algunas consideraciones sobre el fútbol y el entorno en el que va surgiendo.

Por principio tenemos, como en buena parte del país, la presencia de españoles en la
fundación de clubes y promoción de la actividad futbolística. Esta circunstancia hacía que,al fundarse equipos mexicanos se trasladara al campo de juego y a las gradas (cuando existían) una confrontación emocional muy fuerte. También ya se ve, por lo ocurrido enGuanajuato cuando triunfó el equipo de Irapuato, que la confrontación alcanzaba el espacio de reproducción de la lucha entre ricos y pobres, cosa que también fue más o menos común en México y que podía quedar grabada hasta en los corridos sobre caballos, pero no fue así en todos lugares y tiempos; tanto Elias (1992) como Bourdieu (1984) muestran como en los inicios del futbol propiamente dicho los ingleses ricos no estaban dispuestos a perder contra los equipos de los pobres.

De hecho, también se puede apreciar que el primer equipo de Irapuato era de los
“riquillos”, era pues el fútbol irapuatense en sus inicios una especie de actividad de élite.

¿Cómo se daba esta actividad? Bueno, por principio debe quedar claro que no existía
infraestructura específica para este deporte, pero para los aficionados a esta nueva práctica ello no implicó, a decir del relato de Vargas, mayor obstáculo: “nos la agenciamos para jugar en un terreno que estaba muy cerca de la estación [de ferrocarril].”

No podemos determinar aún las actividades laborales de los integrantes del Club Deportivo Irapuato, pero lo cierto es que sus entrenamientos los tenían que realizar temprano por la mañana, cosa a la que al parecer no estaban habituados los nuevos futbolistas: Pedro Garnú “personalmente se levantaba temprano y pasaba por nosotros a nuestras casas hasta que nos acostumbramos” (Vargas. 1997).

Para este equipo se refiere un uniforme: Camisa blanca, pantaloncillos plomizos y medias rojas. No sabemos si éste se usaba a diario o sólo en ocasión de los encuentros, pero ya se puede ir percibiendo en este rasgo del fútbol una de las características de cultura que Johan Huizinga atribuye al juego pero niega al deporte: la creación de identidad.

Al traer un uniforme no eres cualquier persona, perteneces a un grupo que puede llegar incluso a representar el ánimo y la identidad de sectores mucho más amplios de la población y ello fue ocurriendo al pasar del tiempo, como se verá más adelante.
Por ahora puede asentarse que cuando se iniciaba el siglo XX el Bajío se componía de una red de ciudades pequeñas pero con relativamente buena comunicación a través del
ferrocarril y carreteras que funcionaban más o menos con efectividad cuando no era época de lluvias.

Entre estas ciudades y por diferentes circunstancias se establecían rivalidades de
preeminencia regional; al ir surgiendo equipos deportivos diversos ocurrió que en la
mayoría de los casos no alcanzaba el número de equipos en cada ciudad para ir
estableciendo ligas locales, pero la relativa cercanía de una población con otra hacía que se facilitaran las confrontaciones entre equipos de ciudades vecinas (como el caso referido de confrontación entre Irapuato y Celaya o Irapuato y Guanajuato) por lo que los orgullos locales fueron trasladándose a estas confrontaciones deportivas.

Pero una cosa es la afición por la práctica y otra la afición por observar; pareciera que una deriva de la otra y no siempre ocurre así.

Para el caso de Irapuato se refiere que en un principio la gente observaba con curiosidad a los futbolistas, cosa que es más o menos natural si tomamos en cuenta que un buen día un grupo de adultos se levanta temprano con la finalidad de ponerse juntos a practicar cómo patear un balón, pero ello no indica afición por asistir a cada confrontación.

Las indagaciones de Gonzalo Vargas obtuvieron una anécdota por parte del señor Evaristo Cortés, fundador del Mutualista, respecto a cómo fue formándose el público irapuatense: Cuando jugábamos nadie nos iba a ver, era la realidad.

El paseo en Irapuato por aquellos tiempos, era ir a la estación de ferrocarriles, ahí se juntaban la ‘crema y nata’ de nuestra sociedad. Daban la vuelta, la música
tocaba.

Un domingo le pagamos a la banda, creo que fueron veinte pesos para que fuera a tocar al campo de futbol, la gente al oír la música se acercó y vio que estábamos jugando, desde entonces la banda iba a tocar domingo a domingo, les pagábamos y todavía nos quedaban algunos centavitos. (Vargas. 1997)

Por el relato es de suponer también que la afición no sólo asistía, sino que pagaba por estar,ya que si no ocurriera así no habría forma de que a los del club les quedaran unos centavitos.

Para la siguiente década se observa ampliada la actividad futbolística en Irapuato, al inicio de aquella los hermanos Pedro y Sebastián Martínez Vázquez, inmigrantes llegados de España, fundaron el Deportivo Internacional y unos años después, en 1923, el administrador de la factoría llamada Hierro y Acero, Juan Carreón, fundó un equipo con el mismo nombre que la negociación y ya luego cambió su nombre por el de Tigres (Vargas. 1997).

En 1927 la actividad futbolística de Irapuato se consolidó definitivamente con la creación de los equipos Guanajuato Star e ISCO; este último, formado por los trabajadores de la Irapuato Shoes Company, tuvo gran popularidad entre la población.
Se formó en ese año la Liga Irapuatense de Fútbol Amateur (LIFA) y se integraron los
equipos Atlético, Águila (de la compañía tabacalera Águila), el Marte y el Imperio
Un año después, surgió el equipo Eco, promovido por el militar (entonces con grado de
mayor) Aristeo Saldivar.

Por su parte, en la ciudad de León también cobró auge el futbol durante la tercera década del siglo XX, según escribió un periodista en 1925, fue a costa del decaimiento del béisbol que el fútbol tomó arraigo: El Béisbol ha sido el juego viril clásico de la juventud leonesa.

Entusiastas y constantes, por algunos años, los jóvenes resultaron titánicos o campeones en ese juego, ¡El rey de los deportes! Como lo llama ‘Excelsior’… Pero entró la decadencia beisbolística.

La inconstancia nada inglesa para el juego inglés, como inconstancia racial
nuestra, y el alto precio de la utilería o equipo para ese deporte, (no sport)
resfriaron la afición de cácheres y pícheres… Por 1920 el béisbol era
juego exclusivo de grupos señalados por su dinero… y por tanto, el juego
inglés, lejos de popularizarse y arraigarse vino a aparecer decadente hacia
1923.

De entonces a acá se abrieron francas puertas al Fútbol o balón pie.
¡Oh la baratura del balón y la fácil dificultad de patearlo! La diversión
futbolística ha resultado popular, casi casera, desde que el club ‘Industrial
de los trece’ realizó encuentros formidables con el ‘León atlético’,
logrando triunfos sobre éste. ¡Y hasta los niños cincoañeros se entrenan
en plenas avenidas con pelotillas de hule o cascarones repletos de paja!...
(Armonía. 1925:7)

La cita anterior la extraje de un artículo denominado “El deportismo en León.” En este escrito se hace un recuento del breve trayecto de las actividades deportivas en la ciudad zapatera: Béisbol, box, básquetbol, ciclismo, equitación, tenis y cinegética.

En realidad los antecedentes más amplios se los da al béisbol. Escrito el artículo en 1925 por alguien que usó el seudónimo “aviador”, es difícil imaginar que pudiera desconocer la existencia de equipos y clubes de 10 o 15 años atrás, así que ante la falta de evidencias firmes aceptaré que hasta después de 1920 empezó a desarrollarse el futbol en León.

Siendo así, el balompié entró a León con bastante fuerza, el Club Industrial de los Trece y el León Atlético iniciaron hostilidades en 1924 y para 1925, a decir del mismo medio: “‘Atlético’, ‘Hidalgo’, ‘A.C.J.M.’, ‘Iturbide’, ‘México’, ‘Nacional’ y ‘Obrero’.

Estos clubes luchan con denuedo por lograr el campeonato de 1925, desde que formaron una liga de invierno” (Armonía. 1925: 8). Los referidos, se decía, eran sólo los equipos de primera fuerza.

Este último dato también hace difícil creer que no hubieran surgido antes grupos de
futbolistas, ya que para existir un torneo con dos o más categorías debe haber un número amplio de equipos y practicantes y estos difícilmente surgirían de un año para otro.

Otro dato que se cruza en estas reflexiones, y que parece apoya la idea de la tardía
organización del fútbol leones es lo que Gonzalo Vargas refiere en su crónica del fútbol irapuatense. Allí se menciona que Diego Mosqueda al llegar a León fundó el equipo Atlético, aquel que se integró a la liga de invierno de 1925; pero también Vargas indica en algún momento que Mosqueda fue quien organizó el fútbol en León y más aún, organizó en 1925 la primera confrontación entre un equipo de León y uno de Irapuato: Atlético vs. Tigres (Vargas. 1997).

Como quiera que sea, hecho incontrovertible es que el fútbol se asentó en forma definitiva en León (en el lechugal, decían entonces) igual que en Irapuato, durante la tercera década del siglo XX. En esta época surgió el primero de los grandes equipos leoneses: Curtidores.

Este equipo dominaría la escena leonesa desde 1929 y durante poco más de una década, ya que a decir de la prensa de 1940, fue hasta ese año cuando otro equipo local, el Atlas, logró romper la hegemonía de 11 años de campeonatos del Curtidores. (Amanecer. 1940: 3).

Siendo la ciudad de León conocida por su conservadurismo no podría faltar que el asunto se reflejara en el fútbol, al hacerse un recuento de los impulsores de las actividades deportivas en general, tocante al balompié sólo se anota lo siguiente:
Mencionaremos a los señores Bernardo Lozornio e Hijo, los únicos industriales que vigorizan con el deporte a sus operarios, los muchachos del ‘Patria’ [de béisbol] e ‘Hidalgo’ [de futbol], ¡carne de taller, hijos del corazón del pueblo! En el taller de los señores Lozornio, lejos de sospecharse la hidra bolchevista, se palpa la armonía entre el capital y el trabajo. (Armonía. 1925:8)

Hasta la llegada del siglo XX las principales poblaciones del estado fueron
Guanajuato y León, acompañadas de Celaya y San Miguel de Allende, sin embargo,
el desarrollo industrial del siglo XX hizo que la regionalización guanajuatense
variara; se fortaleció el famoso corredor industrial de Celaya a León y en este tenor
Irapuato tuvo una pujanza inusitada, hasta convertirse en la segunda ciudad en
Importancia del estado de Guanajuato. Paralelo a ello ocurrió el surgimiento del
auténtico Clásico del Bajío a través de las confrontaciones futbolísticas entre equipos de Irapuato y León.

En Irapuato, como se decía párrafos atrás, se hicieron de cierta fortaleza futbolística y aprecio entre el público, equipos de obreros como el ISCO y el Águila –la primera era una fábrica de zapatos y la segunda de cigarros.

Estos despertaron verdadera afición por el fútbol y desde finales de los años veinte y durante los treinta protagonizaron duras batallas intestinas, predominando el Águila. De hecho, fue la organización futbolística patrocinada por el Águila la principal animadora del balompié irapuatense durante este periodo: “En las diferentes categorías de la LIFA se encontraban los nombres de Águila, Aguiluchos, Aguilillas y Aguilitas.” (Macías. 2004:146)

Gonzalo Vargas refiere que en 1929 se habilitó el campo Águila para los juegos de
los equipos de la LIFA y en 1931 se inauguró formalmente el estadio Álvaro Obregón, dejándose en desuso el viejo campo de la estación de ferrocarril.

Sin embargo, en el Archivo General de la Nación encontré un expediente en el que el general de brigada, Jefe de la 16/a J [efatura de] O[peraciones] M[ilitares] JaimeCarrillo, remite al Gral. Álvaro Obregón “[…] siete fotografías tomadas durante la solemne inauguración del campo deportivo ‘General Álvaro Obregón’” el 15 de Septiembre de 1928 en Irapuato, Gto., (AGN, Administración pública, Obregón- Calles: 725-I-7) y en la fototeca del mismo archivo se encuentran, efectivamente, las
referidas fotografías donde se observa un campo de futbol rodeado por una pista de
atletismo y a lo largo de uno de sus costados tribunas de mampostería techada con
madera y tejas.

En tal caso surgen varias ideas, pero pareciera que los jugadores de fútbol prefirieron no usar el Estadio Álvaro Obregón y por ello acondicionaron rápidamente el campo Águila.

Los leoneses llegaron a contar con el estadio Patria. Hay que recordar que en León
existía un equipo de béisbol de nombre Patria, promovido por Los empresarios
Lozornio. Según las crónicas deportivas de inicios de los años cuarenta el estadio
Patria era compartido por beisbolistas y futbolistas, así que este era el ya bien
acondicionado escenario en que tenían lugar los encuentros deportivos de
irapuatenses contra leoneses.

No podemos perder de vista que contar ya con un estadio nos da idea de la
importancia social que tenía el fenómeno deportivo; en este caso, el fútbol y el
béisbol en Irapuato y León.

Contar con un inmueble implicaba contar con el personal
encargado de dar mantenimiento; también se supone la existencia de un público
asiduo, dispuesto a pagar por entrar a ver los encuentros, fueran estos de las ligas
locales o las confrontaciones entre los representativos de diferentes ciudades; esto se hace notorio por que en ese tiempo el cine, el box y aún los toros eran otros
espectáculos que atraían a crecientes masas y la demografía aún no era tan elevada.
Lo anterior nos lleva inevitablemente a pensar en el grado de calidad con que se
jugaba en estas dos plazas y las posibilidades del semiprofesionalismo o el
profesionalismo de los jugadores y los árbitros.

Hay que decir que la principal fuente de información que he utilizado para dar
seguimiento al surgimiento y popularización de los deportes en el estado de
Guanajuato en la primera mitad del siglo XX es la de la prensa periódica de aquellos
años. Es ampliamente notorio que la prensa hasta ahora revisada de las ciudades de
León, Guanajuato, Irapuato, Celaya y Acámbaro hasta los primeros años de la década
de los cuarenta del siglo XX hablen de fútbol solamente en Irapuato y León.

Pareciera ser que, a diferencia del béisbol que se notaba diseminado por todo el estado, el fútbol se concentraba en las dos ciudades con el mayor desarrollo industrial del estado de Guanajuato, es importante reflexionar e investigar sobre las condiciones sociales de arraigo del fútbol; pareciera ser a primera vista un asunto de las regiones industriales o con crecientes sectores obreros: Veracruz, Orizaba, Puebla, Distrito Federal, Bajío, Guadalajara, Monterrey.

EL TRÁNSITO AL PROFESIONALISMO

Hacia los años treinta del siglo XX, como se ha dicho, el fútbol de León tuvo la
hegemonía del Unión de Curtidores, pero ello no bastó para que se ampliara la
práctica del fútbol y surgieron en la primera fuerza equipos como el ya mencionado
Atlas, además de San Sebastián, Carta Blanca, Cóndor y Rastro, mientras que en los
años cuarenta llegaron también algunos como Euskadi, Casa Arévalo o Casa del
Obrero Mundial.

Justo en esa quinta década del siglo XX, la directiva del Unión de Curtidores
encaminaba “todos sus esfuerzos a conseguir que León sea admitido en la Liga
Mayor de Fútbol de México” (Sports. 1943:2). Estos esfuerzos pronto vieron premio
parcial. En la temporada 1944-1945 debutó en el mayor circuito de fútbol mexicano
un equipo representativo de León. Como fue un esfuerzo considerado colectivo y al
equipo se le daba la representatividad de toda la ciudad no se le llamó Curtidores,
sino León y aún se creo un club independiente, naciendo pues el Club León.

El otro gran deporte, con mayor tradición incluso que el futbol, fue el que impuso otra parte de las condiciones de este nuevo equipo profesional, ya que los representativos leoneses tomaron como usanza el uniforme verde tras de que se dio por parte de los equipos foráneos conocer al equipo leonés de béisbol como lechugueros.

Se dice que ello se debe a que en aquellas primeras décadas del siglo XX al llegar a León lo primero que llamaba la atención eran los amplios lechugales, se adoptaron entonces como los colores deportivos de la ciudad, para el béisbol primero y para el futbol después, el verde y el blanco.

Los futbolistas del León, a pesar de adoptar el uniforme verde, no aceptaron el
apelativo de lechugueros que ya se asignaba a los beisbolistas, pero se desarrollaron
con el tiempo los motes de los esmeraldas o los panzas verdes.

El León empezó prácticamente con el pie derecho su participación en el profesionalismo, ya que antes de terminar la década en la que debutaron ya habían obtenido un subcampeonato y dos campeonatos. Pronto participó en circuitos profesionales el San Sebastián pero éste circuló por esos espacios sin mayor pena o gloria. No obstante, tanto el estadio de San Sebastián como el de León contaban con alumbrado (El Lechuguero. 1946: 3)

por lo que es de suponer que el fútbol en estos lugares se jugaba en horarios
nocturnos, asunto también importante en la dinámica del espectáculo. El Curtidores
también incursionaría en el profesionalismo pero sólo llegaría a la primera división
hasta la octava década del siglo XX. Para los años cuarenta y cincuenta militó en la
Zona Centro.

Por parte del Irapuato, la incursión en el profesionalismo tuvo que ver con la ruptura de profesor Jesús Vaca Gaona, quien era el responsable en lo deportivo de la
organización del Águila, con los administrativos de la compañía cigarrera. Se formó
entonces el Club Irapuato con prácticamente todos los antiguos integrantes del
Águila. Dicen las referencias que el equipo no tenía rival en la ciudad por lo que se
inscribió en el torneo de la zona Centro y de allí pasó a la segunda división de la
Federación Mexicana de Fútbol, en donde logró su ascenso a la primera división en la
temporada 54-55.

Hacia el fin de la primera mitad del siglo XX la afición por el fútbol se había
extendido por fin a diversos rincones del estado de Guanajuato, en Celaya se formó
un equipo competitivo al punto que en 1958-59 lograba su pase a la primera división.
También por los diferentes rumbos del estado se jugaban diferentes ligas y torneos
locales y regionales, iniciaría entonces realmente la preeminencia del fútbol sobre
otros deportes.

La más interesante y competitiva de las ligas regionales de fútbol era la de la Zona
Centro, que se dividía en oriente y poniente y donde jugaban principalmente equipos
del estado de Guanajuato, pero en diferentes momentos también jugaron equipos de
los estados de San Luís Potosí, Querétaro y Michoacán.

Aquí se veían claramente reproducidos los esquemas de comunicación, contacto y
rivalidad entre pequeñas y ya medianas poblaciones aledañas, en algunos casos había
dos o tres equipos por ciudad. Según la prensa de inicios de la década de los
cincuenta podemos reconstruir el siguiente cuadro.

Zona Equipo Población
Poniente León León
Irapuato Irapuato
San Francisco del Rincón San Francisco del
Rincón
Valle F.C. Valle de Santiago
Independencia La Piedad
Arsenal León
Atlas León
España Industrial San Luís Potosí
San Marcos Irapuato (¿?)
Unión [de Curtidores] León
Boston León
Oriente Abasolo Abasolo
Soria Soria, municipio de
Comonfort.
Aurora San Miguel Allende
Celaya Celaya
Fénix Valle de Santiago
Hércules Querétaro
UDA Acámbaro
Salamanca Salamanca
Reforma Salvatierra
El Salvador Salamanca

Sería necesario un mayor espacio para hacer consideraciones más completas respecto
al esquema social (concretamente dentro de la dinámica labores-recreaciones) que
permitió el desarrollo y arraigo del futbol en estas poblaciones del Bajío; sin embargo ya se ven algunos rasgos leves que muestran que el surgimiento, arraigo y desarrollo del fútbol en el estado de Guanajuato va aparejado a las transformaciones de la sociedad guanajuatense; por lo que me parece que a través de este ejemplo, puede quedar abierta la invitación a explorar a las sociedades y su devenir a través de sus prácticas deportivas.

Sin duda queda aún un largo trecho por recorrer y la necesidad de hacer estudios
comparativos se hará manifiesta, como decía, comparar entre el desarrollo de
actividades deportivas y recreativas en las mismas regiones o poblaciones y entre
regiones diversas.

En las páginas anteriores he tenido que pasar por alto la comparación entre las diversas actividades de recreación, no se habla de cómo se fue consolidando el béisbol o el cine, por ejemplo y qué tipo de dinámica se establecía en uno y otro caso, qué sectores de la población preferían fútbol en el sol de medio día y
cuales una función nocturna de cine, cuánto costaba asistir al box o cuánto a los toros, la connotación diferenciada de dedicar el tiempo libre al billar o al futbol… y un largo etcétera.

Para el caso mexicano sin duda que aparejado a lo anterior está la transformación
completa de una sociedad y que toca los espacios políticos, económicos y culturales
de las sociedades: ¿Cómo aprovecho y canalizó el gobierno la difusión de la práctica
deportiva para la reorganización social posrevolucionaria? ¿Cómo y por qué se han
podido hacer tan jugosos negocios (hasta vendiendo llaveros) a partir de la afición al pedir al gobierno apoyo para el deporte? ¿Por qué en las costas se juega más el
béisbol y en otras regiones el fútbol?

Como podrá notarse, hay un amplio campo dentro de los estudios sociales que esta
dispuesto para quien quiera explorar en él.

REFERENCIAS

Archivo General del Estado de Guanajuato, fondo Gobierno, sección Guerra, cajas 206 y
207.
Archivo General de la Nación,
Fondo: Administración pública, Grupo Obregón-Calles.
Bourdieu, P. (1984) Sociología y cultura. México. Grijalbo-CONACULTA.
Elias, N. & Eric D. (1992) Deporte y ocio en el proceso de civilización. México. FCE.
Macías, C. & César, F. (2004) “Ajustes dinámicos posrevolucionarios y la práctica
deportiva en el estado de Guanajuato hacia la década de 1940” en César, F. Macías C.
(coord.). Anuario de Estudios Históricos 1. Universidad de Guanajuato, Guanajuato
Periódico Amanecer, director M. Rodríguez, León, Gto., 22 de agosto de 1940.
Periódico Armonía Social, Circulo Mutualista Leonés, León, Gto., abril de 1925.
Periódico El Lechuguero, director Joaquín Yamín, León, Gto. 3 de diciembre de 1946.
Periódico Sports, director José de Jesús Ríos, León, Gto., 1 de diciembre de 1943.
Vargas V. G. (1997) “Así principio la historia del futbol”, en Esso, Gonzalo
Vargas V. (Dir.) Número especial, Irapuato.
NOTAS :
1 CESAR FEDERICO MACÍAS: es historiador. Se desempeña como Profesor de tiempo completo del Departamento de Historia de la Universidad de Guanajuato, Candidato a Doctor en Historia por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Enfocado a temas de historia moderna y contemporánea de México, principalmente en los temas de: A) Movimientos Sociales y B)
Recreaciones y práctica deportiva, ha publicado tres libros, artículos y capítulos de libro sobre estos temas, contactos: Exconvento de Valenciana s/n, Valenciana, Guanajuato, Gto., cp. 36240; tel: (473) 7 32 74 24; c.
electrónico: cefe@quijote.ugto.mx; cesarfedericomc@yahoo.com.mx
2 Poner en el mismo texto en forma orgánica y claramente conexa.
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx

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